Potable es una palabra que proviene del latín "potabilis", que significa "que se puede beber". En este sentido, se refiere a todo aquello que es apto para el consumo humano, en especial el agua.
En términos gramaticales, potable es un adjetivo que se utiliza para calificar a las sustancias que son seguras y saludables para ser ingeridas por las personas. Por ejemplo, cuando nos referimos al agua potable, estamos hablando de agua que cumple con los estándares de salubridad y pureza necesarios para ser consumida sin riesgos para la salud.
Es importante mencionar que el término potable es fundamental para diferenciar entre el agua que es apta para el consumo humano y aquella que no lo es, ya que el consumo de agua no potable puede acarrear graves problemas de salud.
Potable significa que un líquido es apto para ser consumido sin riesgo para la salud. Cuando un líquido es considerado potable, se garantiza que cumple con los estándares de calidad establecidos para su consumo humano. El agua potable es aquella que ha sido tratada y purificada para eliminar cualquier contaminante que pueda resultar perjudicial para la salud. Es importante que el agua que consumimos sea potable para evitar enfermedades transmitidas por el agua.
La palabra potable se escribe con p, o, t, a, b, l y e.
Se trata de un adjetivo que se refiere a lo que se puede beber, es decir, que es apto para el consumo humano.
Es importante recordar que la palabra potable lleva una sola t en su escritura. Muchas personas suelen confundirla y escribirla con dos ts.
En el diccionario, **agua potable** se define como aquella que es apta para el consumo humano y cumple con ciertos estándares de calidad en cuanto a su composición química y microbiológica.
Para garantizar que el **agua potable** sea segura para beber, se llevan a cabo diferentes procesos de tratamiento como la desinfección, la filtración y la cloración, que eliminan contaminantes y microorganismos que puedan ser perjudiciales para la salud.
Es fundamental que el suministro de **agua potable** sea constante y de calidad en todas las comunidades, ya que el acceso a este recurso es un derecho humano básico y es esencial para la vida y el bienestar de las personas.